jueves, 10 de mayo de 2018

ARQUITECTURA SECRETA DE LAS RUINAS, de Miguel A. Zapata en el Asombrario

Esa grieta que aparece en la comunidad, va desmoronando el edificio y nadie hace nada

El escritor Miguel Ángel Zapata.
El escritor Miguel Ángel Zapata.
Aparece una grieta en una comunidad de vecinos. Y esa grieta física se abre paso, deteriorando la estructura del inmueble, entre reproches, culpas y responsabilidad. Con la típica ineficacia y desidia de la Administración. En su recorrido, junto a esa grieta física se abre también otra grieta emocional y vital. La grieta de la pareja, de la familia, del individuo, de la sociedad en que vivimos. Vemos cómo se desmorona el mundo, pero no hacemos nada por evitarlo. Hoy nos detenemos en ‘Arquitectura secreta de las ruinas’, la nueva novela de Miguel Ángel Zapata.
Hace algunos años vivía en Chueca. Solía ir a la plaza a comprar el periódico y a sentarme allí con mi hijo, que entonces aún se movía en carrito, a leer la prensa. Me encantaba tomar el sol en estos días de primavera, mientras la ciudad aún andaba levantándose. Ahora, los bancos públicos han desaparecido de la plaza y se ha llenado de terrazas. Si uno quiere sentarse, tiene que pagar. Tampoco está ya el quiosco de periódicos ni, claro, la quiosquera que le regalaba chuches a mi hijo. Son los nuevos tiempos que corren en las ciudades, pensadas para los turistas y no para sus habitantes.
Sin embargo, gracias a la iniciativa privada, no todo está perdido. Aunque en este país parece que el único negocio posible es abrir un bar o un restaurante, o un gimnasio si me apuran, cuando no especular con los pisos, hay gente que se mueve por otros derroteros. En Chueca se han instalado también editoriales, galerías de arte como Mad is Mad o librerías como Nakama, en la calle Pelayo. Nakama, me explicó Rafa, uno de sus dueños, significa en japonés algo así como “el abrazo amigo”. Y allí, en este librería coqueta y bien abastecida, presentamos este viernes el libro de un amigo y escritor al que admiro, Miguel Ángel Zapata (Granada, 1974). Acaba de publicar Arquitectura secreta de las ruinas, en la editorial Baile del Sol.
Hay una frase ya conocida y repetida de Juan Marsé, quien aseguraba que a una novela podía perdonarle cualquier cosa, menos que fuera aburrida. A mí me parece un buen punto de partida, pues se subestima el poder de “entretenimiento” que ha de tener la literatura. Pues bien, Arquitectura secreta de las ruinas es una novela que te engancha desde las primeras líneas. Hacía mucho tiempo que no lograba sumergirme en una historia así y eso es algo muy importante para mí, como lector.
Claro está, que lo que sea aburrido o no depende de cada lector. Aparte de la historia que me cuente la novela, es imprescindible que me atrape su propuesta narrativa, la forma en la que la narra. Y este segundo aspecto también ha sido decisivo en el caso de la novela de Miguel Ángel Zapata. Como ya apunta desde el título, tan poético (me recuerda al Alzado de la ruina de Aníbal Núñez), en esta novela es fundamental la arquitectura, no solo física –la construcción/deconstrucción en este caso de un edificio– sino también la propia arquitectura de la obra.
El argumento es sencillo. En un edificio de la calle Garibaldi aparece de repente una grieta. Para ser precisos, la grieta ya estaba ahí, quizás llevaba mucho tiempo sin que nadie la hubiera visto, pero hay un momento en el que se hace visible. Y es a partir de ese instante cuando empezamos a conocer cómo afecta esa grieta a la comunidad de vecinos.
La grieta física se abre paso, deteriorando la estructura del inmueble, con los típicos reproches, culpas y responsabilidad. Con la típica ineficacia y desidia de la Administración. Y en su recorrido, junto a esa grieta física se abre también otra grieta emocional y vital en los personajes que pueblan esta novela coral. La grieta de la pareja, la de la familia, la del individuo, la de la soledad, la de las ficciones, la de la sociedad en la que vivimos. Vemos cómo se desmorona el mundo, reconocemos los síntomas, pero no hacemos nada por evitarlos.
Si buscamos en el diccionario la palabra ruina, nos da varias acepciones:
  1. f. Acción de caer o destruirse algo.
  2. f. Pérdida grande de los bienes de fortuna.
  3. f. Destrozo, perdición, decadencia y caimiento de una persona, familia, comunidad o Estado.
  4. f. Causa de la ruinafísica o moral de una persona, familia, comunidad oEstado.
  5. f. pl. Restos de uno o más edificios arruinados.
Creo que todas ellas están contenidas en la novela de Zapata. La ruina no solo acecha al edificio, sino a las vidas de quienes viven allí. Y ya sabemos que las ruinas tienen la capacidad de convocar el pasado, físico o espiritual. Desvelar el origen de esa ruina, su secreto, es lo que nos propone Zapata, en una obra que es compleja, aunque no complicada, con muchas lecturas posibles, como toda la buena literatura.
Es una obra cargada de simbolismo, donde todo cobra un sentido, hasta el bar donde acude Maldini, uno de los personajes, a contar sus ficciones y que se llama El Desencanto, como la conocida y dura película de Chávarri sobre la autodestructiva familia de los Panero.
Arquitectura secreta de las ruinas es un ejercicio impresionante de arquitectura literaria. Se superponen varios planos temporales y las distintas tramas de los personajes se van entrelazando como en un mosaico hasta llegar a ese secreto que se nos desvela al final. Todas las piezas acaban encajando. El libro empieza por el capítulo 0 y termina en el capítulo 0. Lo que hay en medio es la vida de los personajes, de la comunidad, una metáfora de la sociedad en la que vivimos. En este sentido, Arquitectura secreta de las ruinasme recordó irremediablemente a una novela de culto, La vida. Instrucciones de uso. Como en la novela de Perec, también la narración de Zapata está concebida como un rompecabezas, donde el autor es una especie de voyeur, puede ver lo que ocurre en el interior de las viviendas.
Apenas hay mención a la actualidad más inmediata (en una página salen Mario Conde y Bárcenas). Sin embargo, Zapata habla sin mencionarlo, del presente, de la crisis actual y de cómo ha afectado a nuestros cimientos como sociedad, tanto desde el punto de vista económico como moral. La empresa de uno de los vecinos, Alejandro Herreros, se llama Hormigos Falling, por ejemplo. El hormigón, desde su solidez, pero también desde su capacidad de sepultar las vidas, recorre toda la obra. Hay empresas dispuestas a sacar partido del desastre, de aprovecharse de la situación de los vecinos. Hay un Ayuntamiento/Gobierno que habita en la desidia y que como siempre devuelve su responsabilidad a los vecinos.
Otra lectura abierta de Arquitectura secreta de las ruinas es su conexión con la cultura clásica, con esa comparación del descansillo de una de las plantas del edificio con la laguna Estigia y como si una de las vecinas, la vieja Téllez, fuese Caronte, el encargado de guiar la sombra de los muertos hacia el Hades.
La voz narrativa que utiliza Zapata es una tercera persona con visión múltiple. Es una novela coral donde el narrador mantiene una cierta distancia pero está muy presente en la obra, interviene con reflexiones y nos aporta en algunos capítulos unas acotaciones para encuadrar las escenas. En este sentido, este acercarse y alejarse del narrador, como un zoom, el control que tiene de los personajes, me recordó al narrador de otra obra clásica y experimental del siglo XX, Berlin Alexanderplatz, de Alfred Döblin. Döblin nos habla del Berlín de entreguerras y el tono distante que mantiene con su protagonista principal, muy brechtiano, me ha recordado mucho al punto de vista que adopta Zapata. También la hilaridad con la que retrata ciertas situaciones, diálogos, sin excluir la emotividad en algunos momentos.
Finalmente, quiero subrayar la prosa y la sintaxis de Zapata. La novela es un ejercicio de estilo donde se dan cita la poesía, el arrebatamiento, la reflexión y la pura narratividad. Arquitectura secreta de las ruinas es una de las mejores novelas en español que he leído recientemente. No dejen de hacerse con ella.

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