jueves, 13 de febrero de 2014

STONER, de John Williams

Podría empezar esta reseña escribiendo que lo mejor es acercarse a Stoner sabiendo que en esta novela no pasa nada "trepidante". Pero prefiero empezar de la siguiente manera:

Lo mejor es acercarse a Stoner

Y punto. 

Sí, porque no ocurre nada que acelere nuestro pulso, no hay asesinatos, ni sobresaltos, ni giros inesperados en su argumento, ni acelerones o frenazos, no. No hay nada de eso, en esta novela lo único que hay es el relato de una vida, la de William Stoner, que nació en una familia muy humilde de un pequeño pueblo de Missouri y que, gracias al sacrificio de sus padres, puede marcharse a estudiar Agricultura a la Universidad. Pero después de un tiempo descubrirá que lo que realmente le apasiona es la Literatura. Y así, gracias a esa pasión que vibra en sus entrañas, es como consigue convertirse en profesor en la universidad, simple y llanamente profesor asistente, puesto que jamás recibió un ascenso y ni siquiera llego a ser jefe del departamento. ¿Y sabéis por qué? Por dignidad. Porque Stoner adolecía de una profunda dignidad, y en la vida, por desgracia casi siempre, hay que tragarse la dignidad para llegar lejos, y él no lo hizo. Quizá haya aquí una lectura diferente y alguien me diga que le faltaba ambición para enfrentarse a Archer Sloane, quien no paró de ponerle zancadillas durante tantos años, o que incluso esa pasión que tuvo para estudiar literatura le faltó para vivir, pero la realidad es que de la novela de John Williams se desprende un enorme amor del protagonista por las cosas que de verdad le importaban, y le importaba la enseñanza, y le importaba su hija, de la que nunca pudo disfrutar con plenitud porque su mujer estaba mal de la cabeza y él lasoportó, lo soportó todo para no perder el vínculo febril con su hijita amada. 

"En su año cuarenta y tres de vida, William Stoner aprendió lo que otros, mucho más jóvenes, habían aprendido antes que él: que la persona que uno ama al principio no es la persona que uno ama al final, y que el amor no es un fin sino un proceso a través del cual una persona intenta conocer a otra".

Es un libro escrito con pulso firme, es la historia de un hombre admirable que pasó desapercibido por un mundo hostil y demasiado competitivo. Es un hombre que se enamoró de una mujer bella en su juventud, y se enamoró de verdad, hasta los huesos tenía recubiertos de amor, de una mujer no tan bella en su madurez, y esa pequeña historia de amor intercalada en esta novela de dignidad es tan triste y tan conmovedora que cuesta no llorar de pena, de rabia, o de amor. Stoner es uno de esos personajes inolvidables (estuvo seleccionado entre los mejores personajes masculinos de 2013 en CAJÓN DE HISTORIAS), uno de esos personajes a los que a cualquier escritor le gustaría parir, porque si pasó desapercibido en la historia de su vida, no lo hará en la memoria del lector. 

Una lectura íntima, profundamente vibrante y necesaria.  

La frase: 
Fue una sonrisa tenue que partía de sus ojos y tiraba de sus labios hasta que su rostro se llenó con un deleite radiante, secreto e íntimo

Texto: Ismael Cruceta @CajondeHistoria

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