jueves, 30 de enero de 2014

Cuaderno de interior (Diarios 2003-2004), de Ricardo Virtanen

Cuaderno de interior (Diarios 2003-2004)
Ricardo Virtanen
Baile del Sol, Tegueste, 2013


A la literatura autobiográfica le viene bien la luz natural, esa claridad justa para percibir una dimensión adecuada de las cosas sencillas que conforman el entorno. El primer volumen de los diarios del poeta, músico y profesor universitario Ricardo Virtanen desprende esa sensación desde el comienzo. La escritura no compone el gesto; comparte pormenores de una biografía al paso que tiende más a caminar hacia dentro que hacia fuera.
En su ejemplar currículo profesional, Ricardo Virtanen conjuga dos facetas artísticas, la música y la escritura, abordadas con perseverancia. Nacido en Madrid e hijo de un músico de jazz profesional, Santiago Pérez, desde sus días infantiles comenzó a tocar varios instrumentos y es una costumbre mantenida. Cuando las tareas docentes languidecen acude a los ensayos o toca en conciertos dispersos por una geografía que reclama los grupos musicales donde actúa como batería, o guitarra. Y además escribe poesía, novela, ensayo, reseñas y diarios, como si los días del autor tuviesen un ritmo temporal distinto, más intenso y más pleno.
Desde hace una década el autor se trasladó a vivir a Rivas-Vaciamadrid con su familia. La ciudad del este de Madrid es su reducto doméstico y está presente en el círculo relacional y en las inquietudes literarias del  momento vital en el que surge este diario. Esos años, la punta de lanza era Prima Littera y a los nombres que impulsaban la revista dedica variadas reflexiones. De igual modo, están presentes algunos ciclos literarios en los que visitaron la localidad poetas como Joan Margarit, Luis Alberto de Cuenca o José Cereijo. Además se describen convocatorias de la capital y encuentros con amigos del gremio; la sociología escritural ocupa un tramo grande de esta autobiografía..
El cauce introspectivo del diario tiene por norma transcender la anécdota para apuntar una consecuencia moral. Cada ser lleva en su acontecer algunas preguntas claves como el sentido existencial, o la condición fugaz del ser. El ejercicio de vivir impone sus gravámenes.
Hay acontecimientos que convulsionan el solipsismo del yo y le conminan a definirse desde el nosotros. El 11 de marzo de 2004 Madrid sufrió el mayor atentado terrorista de su historia. Fue un día para la mudez –el escritor deja esa fecha en blanco-:”el poeta –y no pienso en el escritor panfletario-tiene que reflexionar en voz baja, padecer lo ocurrido, tragarlo, y un día, cómo no, vomitarlo.” Aquella masacre tuvo una inmensa marea en las calles y es tarea de todos, también del escritor de diarios. Junto a esas muertes del fanatismo totalitario emergen las otras, las que separan de seres queridos o de figuras del jazz que dejan un hondo hueco en el ánimo del escritor.
Cuaderno de interior es la imagen fija de una soledad que sólo a veces se cura con los analgésicos del afecto, que tienen en la pequeña Sofía –la hija del escritor- el mejor remanso. Nos deja subrayados  y anotaciones que conforman el carácter de una sensibilidad que casi siempre mira con melancolía. Es sabido que el diario no es más que una propuesta para deambular de un asunto a otro sin que ese recorrido diverso pierda el interés y la complicidad del lector. Y eso sólo lo consigue el talento. De buena, de excelente literatura está hecho Cuaderno de interior. El libro descubre un diarista de estatura.

Redacción: José Luis Morante

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