jueves, 28 de julio de 2011

Cuerpo a cuerpo, de Antonio Méndez Rubio


Cuerpo a cuerpo
Antonio Méndez Rubio
Habituados a establecer una mirada regida por lo normativo y lo socialmente establecido, expresamos nuestra realidad con un lenguaje viciado, que reproduce los esquemas de la sociedad. La desautomatización entonces en nuestra manera de enunciar la realidad aparece como una necesidad política trascendental si se quiere crear un horizonte transformador.
A la producción de ese extrañamiento, base para un replanteamiento posterior de lo representado, se encamina la obra de Antonio Méndez Rubio. Así, su poesía potencia el distanciamiento del texto con el lector para que éste pueda romper la lectura automática, la perspectiva automática, el pensamiento automático.
Por ese motivo, Cuerpo a cuerpo, que continúa en esos propósitos del escritor, está compuesto de muchas paradojas, preguntas retóricas, construcciones con negaciones, sinestesias, hasta de anacolutos, y de encabalgamientos, para romper la lógica de un lenguaje en el que se mimetiza la lógica del sistema de dominación social contemporáneo. Por tanto, la crisis del lenguaje que busca conseguir Méndez Rubio representa una crisis en la representación e interpretación de la realidad, en su misma construcción. Surge así un posicionamiento crítico en la percepción del mundo, de lo establecido y de lo supuestamente consensuado (¿entre quiénes?).
De esta manera, el autor plantea tácticas de desaparición (con un perfil subversivo), y ahí señala la importancia de desconfiar de la obviedad. Es más, indica que resulta que muy efectivo utilizar lo previsible para lograr el desconcierto que precisamente él busca. En esa línea, desde un plano simbólico, son continuos los juegos con la luz (símbolo de lo evidente). Además, por otro lado, abundan las personificaciones y los símbolos realizados con elementos naturales.
A través de las constantes elipsis, busca conseguir y consolidar huecos (símbolo de la disidencia y de la resistencia): «jirón de luz, / hazme / un sitio en la cobardía».

Méndez Rubio aborda el pánico de enunciar el horror, la evasión de responsabilidades tanto entre los explotadores como en sus cómplices, pero así mismo también entre los explotados: «Callar de miedo las cosas dichas / con la esperanza de no / ser oídas (…) / caen en un / presente encendido / por una voz sin fondo que, por / ahora, con la excusa del silencio, de un alba / más desasida, / se niega en lo / que niega el cuerpo».
Ahonda así en los procesos de alienación con un abordaje diferente; la colaboración (involuntaria) en su consolidación.
Sin embargo, a pesar de todo, proclama la germinación de la resistencia: «sí que hay vida»; «en / medio de un hogar inseguro / se oye durar, crecer, / sin más, sin aliento, inclusive, / árboles que respiran».
Por otra parte, el poeta trata de recoger la incertidumbre, la tensión del temblor, pues en esa inquietud se vislumbran alternativas y se abandona la rutina que cimenta la sumisión. De esta forma, plasma estados dinámicos, que destila también una manera no monolítica de contemplar la realidad. Además, también aparecen elementos vaporosos con frecuencia, que se hallan a mitad de camino entre lo intangible y lo corpóreo, como nube o humo. Potencia así lo inestable, la perspectiva espectral de lo real.
Por todo ello, la obra de Antonio Méndez Rubio corre el riesgo de caer en el solipsismo, pero escoge exponerse a ello para desarrollar un enfoque crítico radical, que cuestione la misma base de la construcción de nuestra realidad y, en definitiva, que pueda levantarse una nueva. Su poesía exige al lector como también le exige al ciudadano un rol activo para que abandone su pasividad y se replantee el orden por el cual está organizado el mundo (y su representación).

Antonio Méndez Rubio
Cuerpo a cuerpo
68 páginas
Baile del Sol, 2010
ISBN: 978-84-19015-01-5

http://lasafinidadeselectivas.blogspot.com/2006/11/antonio-mndez-rubio.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_M%C3%A9ndez_Rubio

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